Clínica MUN

Reforma y diseño de interiores en Zaragoza

La historia de este proyecto comienza cuando Laura, odontóloga especializada en tratamiento infantil, contacta con Cronotopos para desarrollar el diseño de su nueva clínica. Una clínica con diferentes condiciones para tratar al pequeño paciente y hacer que este disfrute del espacio.

En este caso, Laura llega con una imagen de marca clara, MUN, con conceptos e ideas de inspiración nórdica, enfrentados con una idea de distribución más convencional.

Cliente: Clínica MUN, Laura
Superficie: 132 m2
Estado: Finalizado
Cronología: 2021
Localización: Zaragoza
El concepto principal de la propuesta se basa en una distribución central de los servicios que da uso a los espacios perimetrales. Así, en la parte central, y materializándose en forma de ameba, se distribuyen los usos de aseos, sala de rayos X, office, y sala de esterilización. De esta manera, liberamos el perímetro para los boxes, despacho y sala de espera. Esta iniciativa, arriesgada para un uso de clínica, permite que los pacientes estén en contacto directo con el espacio exterior , al mismo tiempo que normaliza y domestica el concepto de clínica acercándola al viandante.
No se ocultan los espacios de manipulación, sino que se abren hacia la calle.
Esto se traduce en el concepto de fachada, basado en un concepto de transparencia. Se aprovechan al máximo los huecos hacia el exterior, dándole a la clínica una mayor presencia y una comunicación entre dentro y fuera que no es habitual en una clínica dental, pero que visibiliza la labor que se produce dentro.

Para mantener la intimidad del paciente, se diseña un sistema de estores manipulables en ambas direcciones, que permiten ocultar al paciente pero que este tenga la sensación de ver el espacio exterior, el cielo, las hojas de los árboles. De mirar hacia arriba.

La ameba central, además de funcionar como un espacio de distribución en cuanto a usos e instalaciones, pasa también a ser un espacio de interacción. Desde ella, se despliegan diferentes elementos que enriquecen el espacio y reciben al paciente, generando espacios en los que te puedes sentar, al que te puedes subir, desde el que puedes ver. Destaca un cilindro que potencia la altura del local, y que forma parte de una zona de juegos.
Este cilindro se conecta a la ameba a través de un forjado intermedio, que “cobija” a los pacientes durante su espera, cambiando la escala del espacio, y mediante un forjado superior, que la enmarca, ambos panelados en madera.

Su forma orgánica va acorde al mundo interior de un niño, con la intención de favorecer el movimiento. Mediante curvas y líneas fugadas se generan espacios dinámicos donde correr, subir, bajar, y vivir el espacio.

La madera aparece como material principal del local, aportando calidez, junto con paredes blancas y colores neutros que potencian la limpieza de una clínica.

En los boxes, se mantiene este concepto de limpieza en todas las superficies de trabajo, apareciendo el punto diferencial en los techos. Superficies protagonistas para los pacientes, que adoptan formas diferentes a través de lamas, adaptándose a los intereses de cada uno de los usuarios de cada box: adultos, niños o bebes.

El primero, con lamas con líneas rectas y más sobrias, está destinado a adultos. El segundo, donde las lamas adoptan formas curvas que se mezclan con planetas y un cielo estrellado, genera un escenario para los niños. El tercero se muestra con lamas en forma de nubes, más amable para un bebé.

Cabe destacar la generación de diferentes recorridos en los flujos de trabajo. Por un lado, el recorrido del paciente, con acceso desde el espacio fluído de distribución. Por otro, el recorrido de los trabajadores, que se duplica con una comunicación interna de los boxes, en paralelo a la línea de fachada.

Se ha buscado que arquitectura y mobiliario se encuentren en un equilibrio perfecto. Los espacios de servicio y maquinaria se ocultan trás puertas integradas y ocultas a través de un panelado de madera que envuelve la ameba central generando una piel continua. El mobiliario y arquitectura se adaptan a las diferentes escalas de adultos y niños, generando un espacio fenomenológico que se vive en tres dimensiones.

Dibujo realizado por Alejandro Lezcano Maestre, Arquitecto director de Cronotopos Arquitectura