El auge de la arquitectura modular y sus múltiples opciones
La arquitectura modular representa una tendencia revolucionaria en el campo del diseño y la construcción que desafía las convenciones tradicionales con un enfoque innovador y eficiente.
Su clave principal es la flexibilidad que se presenta en tres aspectos diferentes como son la funcionalidad, la tecnología y la estética.
Esta arquitectura consigue adaptarse a una amplia variedad de necesidades y contextos, que van desde pequeñas viviendas hasta grandes edificios, gracias a la estandarización de sus módulos con los cuales tiene una mayor eficiencia en el proceso de producción y construcción.

Flexibilidad funcional
La flexibilidad funcional radica en la capacidad de escalar el diseño según los requisitos del proyecto. Los módulos pueden diseñarse para conseguir una personalización significativa del espacio tanto interior como exterior. Esto es un gran beneficio en proyectos donde se requieren modificaciones rápidas y ajustes al mismo tiempo que evolucionan tanto los requisitos del cliente como las condiciones del entorno.

Además, esta adaptabilidad en su diseño se extiende a la capacidad de reutilización, reconfiguración y reubicación de los módulos. Lo que significa una gran diferencia con las estructuras permanentes ya que estos módulos pueden ser desmontados y trasladados a otro lugar o ir adaptándose a los cambios en el uso del espacio, las preferencias de los usuarios o los avances tecnológicos.
Un ejemplo práctico podría ser un edificio de oficinas modular que se puede reconfigurar fácilmente para convertirlo en un espacio de coworking, añadiendo o quitando módulos según la demanda. Esto no solo optimiza el uso del espacio, sino que también permite a los propietarios responder rápidamente a las tendencias del mercado.
Esta flexibilidad también puede extenderse a los edificios residenciales como son las viviendas modulares. Estas se piensan en su diseño para que puedan crecer con las necesidades de sus ocupantes. Esto no solo mejora la funcionalidad de la vivienda, sino que también puede aumentar su valor a largo plazo.

Flexibilidad tecnológica
La flexibilidad tecnológica se fundamenta en la fácil integración de tecnologías emergentes y sistemas de construcción avanzados de manera más eficiente así como en la utilización de diferentes materiales para la construcción de los módulos.
Existen tres tipos de arquitectura modular en cuanto a materiales. Estos son arquitectura modular en acero, hormigón y madera. Cada una tiene unas leves ventajas competitivas frente al resto pero si se tuviera que elegir una por su polivalencia, esta sería la madera.
De todas ellas es la construcción modular que más fácilmente se adapta a las necesidades tecnológicas, que menos consumo de recursos tiene durante su construcción y la que mejor se adapta a los requerimientos energéticos en zonas de temperaturas mas bajas.

Flexibilidad estética
La flexibilidad estética ya no esta limitada por la estandarización de los módulos en la construcción en madera o acero, si en otras construcciones modulares como las realizadas en hormigón que dependen de unos encofrados prediseñados, lo que puede restringir las opciones de diseño en comparación con los métodos de construcción personalizados.

La arquitectura modular en acero y madera permite a los arquitectos crear estructuras que no solo sean eficientes energéticamente y funcionales, sino que además también destaquen estéticamente con las expectativas tanto del cliente como del entorno. Creando construcciones que se adapten a los requerimientos de un casco histórico en Zaragoza, la piedra y teja de pizarra de una vivienda en el Pirineo Aragones a 2000 m de altura o un chalet encalado en blanco en la costa del sol.


Escrito por Laura Luz, publicado por Cronotopos.